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Domestique Racing Series. Etapa 3. La crónica.

No pintaba nada bien.

Durante toda la semana nos mantuvimos atentos a las previsiones del tiempo, las más agoreras daban terribles tormentas, rayos, truenos y demás calamidades apocalípticas. Otras, a las que nos agarrábamos con fe, tan solo pronosticaban un poco de lluvia, chirimiri.

Un par de días antes, muchos corredores trataban de averiguar si en esas condiciones aplazaríamos la carrera, a lo que respondíamos con gran seguridad (mientras cruzábamos los dedos bajo la mesa) que las carreras no se aplazan salvo causas de fuerza mayor, y un poco de agua no era una de ellas.

 

8 am del día D. Camino del punto de encuentro los limpiaparabrisas no eran capaces de desalojar el agua que caía del cielo. Imposible dar así la salida. Sin embargo, increíble, una vez allí una luz de mil colores era precursora del precioso día cambiante que nos esperaba.

    

    

Había nervios. Los 1800 metros en escasos 77 kilómetros dolían en las piernas de todo el que no fuese un inconsciente. Se jugaba una nada desdeñable cantidad de 34 puntos para los reyes de la montaña; a decidir en seis puertos y cotas: largos, duros y verticales.

¿Más emoción? Los prácticamente imbatibles venezolanos estaban disputando carreras fuera y no acudirían a la cita, lo que igualaba la contienda y ponía más presión sobre el segundo y tercer equipo en la terna.

Y así fue, la Etapa Reina dejó patas arriba una clasificación que parecía prácticamente decidida.

     

   

A escasos dos kilómetros tras tomar la salida empezaba el primer tramo cronometrado, una subida suave que calentaba las piernas para lo que vendría más tarde. Cruz Verde hasta la Paradilla, Santa María de la Alameda, Robledondo, Almojón y entre medias la Guija, ¿ouija? Aquello era un desfile de caras desencajadas y ojos ensangrentados en una invasión zombie sin igual.

   

 

Y al fondo, entre la niebla, dos siluetas, dos figuras rosas, dos respiraciones en el silencio luchando por llegar arriba. Dos mujeres amigas y compañeras de equipo peleando por una misma corona.

 

 

Al acercarse, la distancia que parecía escasa a lo lejos, de cerca se revelaba un mundo. Graciela muy por delante, los dientes apretados y la vista en el manillar; Catalina ha cedido, la corona peligra, la sentencia no es firme pero la cabeza juega malas pasadas. Sin embargo pelea, tan solo dos puntos la separan de Graciela y ha trabajado mucho estos meses como para ceder el maillot naranja con tanta facilidad.

 

Más adelante otro punto de interés: Talavera, Moreno, Elías y Kike intentan deshacerse de un artista invitado. Si no tenían bastante con la lucha sin cuartel por recortar tiempo en la general, si no era suficiente el trabajo de equipo para lanzar al Colibrí de Manzanares en su camino hacia el trono de la montaña, una dificultad más, intentar quitarse de encima a un compañero inesperado que en este caso estorbaba muchísimo más que ayudar.

 

 

Y por si la guerra no presentaba suficientes batallas, una encubierta se libraba en la segunda categoría. El poder que otorga el maillot blanco y naranja de líder empujó al primer equipo a recortarle a su perseguidor en la general los cinco minutos de diferencia en la salida. Justo al coronar la Paradilla, estos cuatro amigos desbarataban los planes de José, Juanfran, Óscar y Ramón, un equipo de piernas fuertes y orientación dudosa, que está más fuerte en cada carrera y aún no lo ha dicho todo en esta vuelta.

 

 

Y en la arena de los reyes masculinos de la montaña nuevos agonistas saltan al foso. Uno destaca por encima de todos: Edwin abdica en Talavera, que se erige como dueño y señor, fuerte pero nunca absoluto, ya que vienen por detrás los grandes tapados de esta vuelta. Ingenua la que escribe, les creía triatletas, subestimando el poder de estos ciclistas de mis queridas Vegas, que se colocan en segunda posición en la general y sitúan a Fernando y Raúl, el van der Poel de Valdilecha, en la parte alta de la clasificación de la montaña.

 

 

La general queda así: el equipo del Caribe, a pesar de cargar con un DNF, con la importante penalización que eso conlleva, aún no ha salido del podio. En tercer lugar, poco más de un cuarto de hora les separa de la gloria y tan solo 2 minutos de la segunda plaza que defienden los del Henares.

En la segunda categoría la venganza se sirve fría y el equipo aspirante afila el cuchillo.

En la tercera, a Franck y compañía les ha pesado la etapa y caen los terceros cediendo el testigo a Silvio, Jaime, Alfonso y Santiago, que tendrán que defender con pundonor los pocos minutos que les separan del resto.

 

 

El mismo pundonor y la misma clase que exhibieron todos los equipos un día más.

Queremos agradeceros el espíritu que mostráis cada segundo sábado, no importa la previsión del tiempo o la dureza del recorrido. Nos conmueve vuestra entrega y respeto al trabajo de los que hacemos Domestique Racing Series. Vendrán más ediciones, esto no se acaba.

Pero por lo pronto centrémonos en la que nos ocupa, llegamos a la última etapa con más emoción con que empezamos, nada está decidido y habrá sorpresas.

Sorpresas como las que os tenemos preparadas para la traca final.

Vosotros entrenad que por aquí nos ocupamos del resto.

 

 


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